Vivir una vida con sentido que merezca la pena ser vivida.

¿Qué se entiende por vida con sentido?

Vivir una vida con sentido que merezca la pena ser vivida, es una necesidad humana que se ve amenazada cuando se enfrentan situaciones personales de gran fragilidad y/o dependencia, o enfermedades graves o terminales.

En estas situaciones se requieren apoyos para evitar una experiencia existencial de “sufrimiento total” (C. Saunders) o “síndrome de desmoralización” (Chochinov).

Las personas profesionales de la economía de los cuidados han de tener en cuenta y dar respuesta a la dimensión más trascendente del ser, es decir, la dimensión de sentido o espiritual que incluye, cuatro ámbitos:

  • La vida moral, es decir, los valores y deberes de la persona con ella misma y con sus seres queridos.
  • La orientación o los fines por los que merece la pena vivir (o morir).
  • La relación con la trascendencia o espiritualidad propiamente dicha (teísta o no teísta).
  • La satisfacción con la propia vida (experiencia de autorrealización y crecimiento personal en la debilidad y fragilidad).

Para ello, es preciso que las personas al ejercer su profesión desarrollen y trabajen una autoconciencia sensible a las necesidades de esta dimensión.

¿Qué beneficios aporta incorporar a las organizaciones la competencia de vida con sentido?

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Marije Goikoetxea